De vez en cuando, uno
necesita alejarse de todo.
Yo era una mujer al borde,
sacudida y destrozada después de una ruptura que parecía que había destrozado
mi mundo.
Mi mejor amiga, enferma de
verme ahogar en la miseria y melancolía, me acosó hasta que accedí a ir con
ella a un retiro de una semana en el desierto.
Prometió días de unión y
contactos con nuestras malvadas internas. Se suponía que era todo sobre
nosotras dos haciéndonos ásperas y hacerlo con lo mínimo. Me aseguró que íbamos
a ser empujadas a nuestros límites de maneras que eran inimaginables. Ninguna
de nosotras podría haber adivinado qué tan correcta estaba ella.
En ninguna parte del
brillante folleto decía nada sobre el hecho de que iba a tener que luchar
contra el insufrible pero deliciosamente robusto sexy guía de senderismo en
lugar de los elementos. El folleto también se olvido de mencionar la
advertencia, cuando dejas la civilización atrás, no había lugar para ocultar
tus inhibiciones y temores.
Me dijeron que estaría
enfrentando una semana donde lo único que debería esperar era lo inesperado.
Sin embargo, nadie mencionó que iba a tener que luchar por mi vida… y mi
corazón tan pronto como me aventure a lo desconocido.
Yo era una profesional en
ocultar mis sentimientos, pero cuando llegó el momento de hacer frente a una
amenaza real que podría cambiar todo, me entere que yo era más del tipo de no
rendirse, y no del tipo chica de retiro.
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