Emma
Perseguir una pista me hizo quedar atrapada en la nieve, a cientos de kilómetros de casa en mi viejo y destartalado coche. Cierro los ojos por un breve segundo para protegerme del frío, y me despierto para encontrarme en una lujosa cabaña, atendida por un hermoso macho alienígena. Me prohíbe severamente que salga de mi habitación. ¿Qué otra cosa puedo hacer sino desobedecer? Lo que descubro me sacude hasta el fondo. Un taller. Renos. ¡Condenados duendes! El extraterrestre de pecho ancho no es nadie más que el mismísimo Santa Claus. Y ahora qué sé su secreto…nunca me dejará ir.
Nikolax
Interferir con la humanidad está estrictamente prohibido por el Consejo. Rompo esa regla una vez al año el 25 de diciembre. Trato de difundir un poco de alegría, y llevar una sonrisa a los rostros de los que más lo necesitan. Y luego encuentro a Emma, fría y sola, y rompo todas las reglas que hay. Porque ella es la única, mi compañera, mi todo. Puedo sentirlo en mis cuernos. Sólo hay un problema… si el Consejo sabe que está en mi taller, nos perseguirán hasta el borde de la galaxia. ¿Puede guardar mi secreto? ¿Y vale la pena arriesgar la ira de la entidad más peligrosa de la galaxia?
Muchas gracias, Nyx, me apetece una de alienígenas.
ResponderEliminarBesos, Mariad.