Recuerdo las luces…
Recuerdo que quería fotografiarlas, la manera en que el rojo y el azul salpicaban su rostro frío y sin emociones.
Pero sabía que aunque mis pies se movieran del lugar donde se habían pegado al suelo y yo pudiera correo hacia mi cámara, no podría capturar ese momento.
Habia confiado en él, lo había amado, y aunque mi cuerpo había cambiado ese verano, se habia asegurado de ayudarme a sujetar lo que estaba dentro, independiente mente de cómo se alteraba el exterior.
Pero entonces cambió…
Él robó mi inocencia. Me marcó el corazón. Tomó todo lo que yo creía saber sobre mi vida y lo tiró rápidamente por la ventana, rompiendo el vidrio que mantenía a mi mundo unido al proceso.
Recuerdo las luces…
Las apasionadas, desesperadas y calientes manchas rojas.
Los asperos, crueles y helados rayos azules.
Simbolizan todo lo que aguanté ese verano.
Y todo a lo que nunca volvería a enfrentarme…
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