Avery sabía
que tenía un don para atraer problemas, pero incluso ella se sorprendió cuando
una Harpie (monstruo de la mitología griega mitad humano mitad ave, Arpía) de
más de metro ochenta aparece en su puerta. ¿Hacer frente a la existencia de una
raza mitológica? Bien. ¿Sin saber encontrarse en medio de un feroz conflicto
Harpie? Un poco menos bien. ¿Tener que depender de un chico Harpie arrogante
que se mete bajo su piel? Ahora eso es algo que Avery no está segura de poder
manejar.
Por fin,
Avery pensó que había vuelto a una vida normal de escuela secundaria—excepto
por las amenazas de muerte sobre su cabeza y el Harpie en su patio trasero.
Los problemas
nunca se quedan muy lejos, sin embargo, y Mikhail trazó un plan que pone en
peligro la vida tal y como ella la conoce. Avery es arrastrada de nuevo a una
viciosa guerra Harpie y finalmente se ve obligada a enfrentarse a su relación
con Mason esté lista o no.