
El día siguiente, Marlin se
despierta en una cama de hospital. Se vuelve bastante claro que su maravillosa
vida en Vermont fue solo un sueño. En un intento de volver a ganar la felicidad
que sintió, decide desarraigarse de su vida y empieza a ser voluntaria en un
hospital psiquiátrico en el mismo pueblo de su sueño. Lo que no espera es que
ambas vidas choquen en un extraño giro del destino.