Serie Batallas
Inmortales -- A.S. Pascual
Los
sentimientos son debilidad envueltos en una capa de fugaz felicidad, nadie
extraña nada, nadie llora por nada. Un guardián es fuerte, decidido y de un
impenetrable corazón, no somos humanos, no podemos ser débiles como ellos...
Aquello nos
lo decían siempre, era la regla más grande a seguir.
Debíamos
comportarnos como seres en extremo perfectos, inhumanos, sin sentimientos y sin
corazón, un ángel no debe sentir, un ángel no debe fallar a su juramento, pero
no importa quiénes éramos o cuán perfectos debíamos ser, por el simple hecho de
haber nacido humanos los sentimientos nos persiguen y nos atan a la tierra...
Es fácil
tener un jodido sentimiento y que todo aquello por lo que hemos luchado se
termine, perder todo y volver a iniciar es una de las partes más amargas de la
vida, pero cuando el destino está en contra y todo nos acusa no hay otra salida
que dejar de hacerlo.
Llorar, reír,
temer, enojarse, tener odio, amor, coraje... todo está prohibido y al final
tienen razón... en la guerra eterna que se libra entre el bien y el mal no hay
cabida para tener un sentimiento, nos hacen débiles y entorpecen los planes que
se han trazado pues una falla, el más pequeño error o decisión puede causar la
muerte de cientos de inocentes... un ángel no debe permitir ésto. El deber está
antes que la propia vida.
Pero las
decisiones y el mismo destino guían nuestras vidas sin contemplaciones o piedad
alguna, tanto que nadie sabe en qué lugar va a terminar, ni siquiera un ángel
guardián...