
Robert, Conde
Arlington, vive en la tranquilidad del campo con su madre, la condesa viuda,
una mujer activa, generosa, y que muestra adoración por su hijo; lo único que
Robert encuentra intolerable, es la constante intervención de su madre en su
vida, intentando convencerlo de que se case lo antes posible a fin de que le dé
nietos. A él esto no le hace ninguna gracia, y procura mantenerse alejado de
cualquier tentación, pero un accidente pone en su camino a Juliet, que junto a
su primo, le ayudan en un momento de necesidad.
Desde
entonces, por un motivo u otro, sus caminos parecen cruzarse una y otra vez, y
pese a que él hace todo lo posible por ignorar lo que esta joven le inspira, no
puede evitar sentirse atraído y buscar su compañía. Ella, por su parte,
temerosa de los sentimientos que Robert le inspira, y obsesionada con la vuelta
al país que considera su hogar, procura mantenerse alejada... pero el destino
les tiene deparadas muchas sorpresas.