Juliet
Braxton es una joven de origen estadounidense que vive en la Inglaterra de
fines de la Era Victoriana junto a una abuela de férreo carácter, un tío
amable, pero poco apegado, y un primo, por quien siente un profundo afecto
fraternal. Su mayor ambición es regresar al que considera su hogar, en donde
vivió una feliz infancia. Sin embargo, pese a contar con medios propios para
hacer realidad sus sueños, no cuenta con la aprobación de su familia.
Robert, Conde
Arlington, vive en la tranquilidad del campo con su madre, la condesa viuda,
una mujer activa, generosa, y que muestra adoración por su hijo; lo único que
Robert encuentra intolerable, es la constante intervención de su madre en su
vida, intentando convencerlo de que se case lo antes posible a fin de que le dé
nietos. A él esto no le hace ninguna gracia, y procura mantenerse alejado de
cualquier tentación, pero un accidente pone en su camino a Juliet, que junto a
su primo, le ayudan en un momento de necesidad.
Desde
entonces, por un motivo u otro, sus caminos parecen cruzarse una y otra vez, y
pese a que él hace todo lo posible por ignorar lo que esta joven le inspira, no
puede evitar sentirse atraído y buscar su compañía. Ella, por su parte,
temerosa de los sentimientos que Robert le inspira, y obsesionada con la vuelta
al país que considera su hogar, procura mantenerse alejada... pero el destino
les tiene deparadas muchas sorpresas.