Viviana Conti no es lo que se dice «un ejemplo de
distinción». Desde que llegó a Inglaterra no ha hecho otra cosa que intentar
escandalizar a la estricta sociedad británica con su frescura, ignorando las
reglas e implantando su desorden y desconcierto. Claro que no ha logrado otra
cosa salvo ganarse el total y absoluto desprecio de todo Londres, especialmente
el de duque de Saint-John.
Si bien toleró durante su primera temporada los desaires de
Marcus Radcliff, en la segunda le empezaron a molestar de tal modo que empezó a
tomar medidas. Unas medidas que tristemente no tuvieron ningún efecto.
Por eso ahora, durante su tercer año como casadera, Viviana
ha decidido que va a sacrificar su futuro como esposa para dedicarse
enteramente a darle una lección… de diferente índole.