Klint no cree en el amor verdadero. Como Alma, un mago inmortal, sabe que tales sentimientos no pueden durar para siempre. La muerte de su amante mortal hace casi cien años lo demostró. Pero la resolución de Klint se pone a prueba cuando tiene la tarea de salvar a un príncipe de un hechizo oscuro. Con Carishina, su amigo y compañero Alma, a remolque, se dirige a Terius.
Las ideas de Carishina para romper hechizos difieren mucho de las de Klint. Mientras él prueba pociones, Carishina intenta besos. Solo uno de ellos tendrá éxito.