Él es un solitario.
Sebastian «Bash» Lowell está acostumbrado a no encajar y a no seguir la corriente. Lo llaman punk entre la prensa de la jet set, así que hace todo lo posible para estar a la altura del título. Llegados a este punto, prácticamente es un marginado profesional, y ha cambiado de instituto tantas veces que ha perdido la cuenta. Bash aprendió hace mucho tiempo que es mucho mejor destacar que encajar, así que se ha asegurado de que todo en él grite «retrocede». Encontrar amigos es más complicado de lo que vale la pena cuando sabe que, en el próximo capricho de sus padres, se irá de nuevo. Bash luchó por entrar en el instituto privado, exclusivo y de élite, para evitar a sus padres hambrientos de fama lo usen para alimentar los chismes y evitar rumores de gran alcance. Habiendo aprendido algunos trucos de su viciosa madre, conocedora de los medios de comunicación, Bash infringió algunas leyes, enfureció a las personas correctas y fue exiliado a Castle Pines. Ahora puede terminar la escuela secundaria en paz, rodeado de tranquilidad, y en el mismo maldito lugar. Todo lo que Bash quiere es graduarse y seguir con su vida fuera del foco de atención. Sin compromisos, sólo en el instituto, para que pueda concentrarse en entrar en la universidad de sus sueños. Nada lo preparó para Rutledge Darby.